Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 13, 34-50

34 Además escogió Simón hombres que envió al rey Demetrio
intentando conseguir una remisión para la región, dado que toda la
actividad de Trifón había sido un continuo robo.

35 El rey Demetrio contestó a su petición y le escribió la
siguiente

carta:

36 «El rey Demetrio saluda a Simón, sumo sacerdote y amigo de
reyes, a los ancianos y a la nación de los judíos.

37 Hemos recibido la corona de oro y la palma que nos habéis
enviado y estamos dispuestos a concertar con vosotros una paz completa y a
escribir a los funcionarios que os concedan la remisión de las deudas.

38 Cuanto hemos decidido sobre vosotros, quede firme y sean
vuestras las fortalezas que habéis construido.

39 Os perdonamos los errores y delitos cometidos hasta el día de hoy
y la corona que nos debéis. Si algún otro tributo se percibía en Jerusalén,
ya no se exija.

40 Y si algunos de vosotros son aptos para alistarse en nuestra
guardia, alístense y haya paz entre nosotros.»

41 El año 170 quedó Israel libre del yugo de los gentiles

42 y el pueblo comenzó a escribir en las actas y contratos: «En el año
primero de Simón, gran sumo sacerdote, estratega y hegumeno de los
judíos.

43 Por aquellos días puso cerco Simón a Gázara y la rodeó con sus
tropas. Construyó una torre móvil que acercó a la ciudad y abriendo brecha
en un baluarte, lo tomó.

44 Saltaron los de la torre a la ciudad y se produjo en ella gran
agitación.

45 Los habitantes, rasgados los vestidos, subieron a la muralla con
sus mujeres e hijos y pidieron a grandes gritos a Simón que les
diese la
mano.

46 «No nos trates, le decían, según nuestras maldades, sino según tu
misericordia.»

47 Simón se reconcilió con ellos y no les atacó, pero les echó de la
ciudad y mandó purificar las casas en que había ídolos. Entonces entró en
ella con himnos y bendiciones.

48 Echó de ella toda impureza, estableció en ella hombres
observantes de la Ley, la fortificó y se construyó en ella para
sí una
residencia.

49 Los de la Ciudadela de Jerusalén se veían imposibilitados de entrar
y salir por la región, de comprar y de vender. Sufrían grave
escasez y
bastantes de ellos habían perecido de hambre.

50 Clamaron a Simón que hiciera con ellos la paz y Simón se lo
concedió. Les echó de allí y purificó de inmundicias la Ciudadela.